Atletas olímpicos: Héroes patrióticos

Arelis Reynoso
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Los Juegos Olímpicos desatan toda clase de conjeturas y a nivel mundial la prensa resalta en las crónicas las medallas obtenidas por atletas que participan en la justa. Cada cuatro años, las olimpíadas se celebran alrededor del mundo y dependiendo los países sedes hay un sinnúmero de historias humanas tras bastidores que vale la pena destacar.

Por primera vez en la historia de las olimpíadas un país de Suramérica organiza y monta ese festival deportivo que sin importar las fallas del país anfitrión en relación a la calidad de las instalaciones deportivas, asuntos de seguridad o como el caso de Brasil en estos momentos;la crisis política que sacude el país carioca el mundo celebra los héroes deportivos que con solo participar ya ganan el respeto y aprecio de sus conciudadanos.

Un atleta de alto rendimiento que sale a competir en unas olimpíadas debe contar con el apoyo económico, moral y emocional del país que representa, salir de sus países con la alegría de imaginar que regresará con una medalla es la meta. De no lograrse el objetivo, los comités olímpicos deben enfocarse en lograr conseguir más auspicios y dotar de todas las comodidades necesarias al atleta.

LUGUELIN SANTOS
LUGUELIN SANTOS ABANDERADO DOMINICANO

No se vale que las condiciones extraordinarias que merece un atleta de alto rendimiento se vean minimizadas por vivir en una casa inapropiada, andar movilizándose en transporte público y lo más importante alimentarse adecuadamente todos los días. No es un asunto de sacar al atleta como si fuese una mercancía, cuando hay competencias. Tener el privilegio de contar con talento competitivo al nivel de la élite del deporte mundial no es solamente una proeza, es un orgullo nacional que debe ser exaltado siempre.

Un niño que desde temprana edad demuestra pasión y amor por un deporte y sus padres creen en ese talento y promueven las iniciativas de participar en torneos, una liga o academia para fomentar de manera organizada el deporte que practican, es un pase seguro a obtener un atleta de alto calibre.

Quien suscribe, ha pasado la dulce experiencia de experimentar tener dos hijos que desde antes de sus cinco años de vida, eran «fiebruses» con el deporte.

El primero, hoy día un súper estelar del baloncesto profesional en Estados Unidos, dejaba hasta la comida, cuando de echar sus prácticas se trataba. Incluso, mi aliado para incentivar que sacara buenas calificaciones en la escuela era precisamente el deporte.
Desde los nueve años, participando en diversas disciplinas deportivas en el Colegio Dominicano de La Salle, lograba medallas que sumaban a su pasión por el deporte esa grata rutina de sus días.

El menor, que hoy cuenta con once años, va por ese camino y con el modelo de su hermano mayor, que es su ejemplo a seguir me encuentro de nuevo en las mismas rutinas de invertir tiempo y facilitarle todas las herramientas para que haga desarrollar sus destrezas deportivas.

Es la combinación de una formación familiar y el ambiente social en que se desarrolle un futuro atleta de alto rendimiento que se tiene que trabajar. A pesar de las limitaciones y carencias que usualmente se vive en una nación subdesarrollada, no hay excusas para poner los cuidados necesarios para que los niños se formen con una mente sana y un cuerpo saludable.

No se puede delegar en terceras personas esa atención de los hijos, más bien se tiene que hacer una agenda donde se incluyan las horas a la semana que demande llevar a las prácticas a los hijos e hijas.

Los padres, deben estar presentes en las actividades escolares y de clubes, inclusive hacer trabajos voluntarios involucrándose con entrenadores para facilitar el trabajo de los futuros atletas, debe primar en el día a día de un niño con talento y amor por el deporte.

República Dominicana, está presente en las olimpíadas en Río, para ser una nación con ausencia de apoyo y valoración al atleta; hay que destacar cada uno de los que hoy nos representan en los juegos.

Sin embargo, se ha notado en comparación con ocho años atrás esas lagunas que impiden lograr el objetivo de ganar medallas.

El ministerio de deportes, conjuntamente con el Comité Olímpico Dominicano y las asociaciones deportivas, han fallado en desembolsar recursos para lograr que avancemos como país en ese privilegio que nos dan gratuitamente los héroes deportivos que nos gastamos.

El primer detalle lo vimos en el desfile de los atletas, detrás del abanderado, el velocista Luguelin Santos iban federados y el presidente del COD. La olimpíadas son una fiesta de los atletas, es a ellos que hay que resaltar en todo momento. Cada delegación, estuvo con sus protagonistas delante, exhibiendo sus mejores sonrisas y disfrutando esa experiencia única que muchas veces solo se vive una vez.

Le toca pasar revista como delegación a las autoridades deportivas. Es loable que empresarios privados se unan y desembolsen dinero para ayudar a los gastos generados por preparar un atleta cuatro años para que clasifique a unas olimpíadas, pero esa es una parte del engranaje que conlleva ese complejo asunto. No basta con lograr a través de «amigos» en los medios que reseñan esos auspicios, que por demás se vale destacar, hay que hacer más.

En pleno siglo XXI, no se puede desperdiciar la oportunidad de hacer un ciclo olímpico y ver mermadas las posibilidades de ganar medallas.

Ahora bien, no se vale que los atletas sean criticados por no obtener las medallas. Cada ciudadano, debe hacer conciencia de aportar para que tengamos mejores ambientes en los vecindarios y comunidades.

El tener de vecino a un héroe deportivo, es más que un orgullo. Es un honor pisar donde lo hace el velocista, pesista, boxeador, nadador, judoca,etc.

Hay que motivar en todas sus partes a nuestros soberanos atletas, que al llegar a la patria no lleven medallas, darles ese espaldarazo y unir esfuerzos para seguir el trabajo que es responsabilidad de las políticas de estado, educación y federaciones deportivas.
Creo, que para ser un país sumido en la pobreza, donde las desigualdades sociales y el amplio margen de buen vivir sea solo para un grupo nuestros atletas han hecho un formidable papel.

El deporte, a parte de dar gloria a las naciones, es el mejor vehículo diplomático para unir diferencias y auspiciar paz y unidad en el mundo.
Hasta la próxima entrega dilectos, lectores!

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