Honorables Corruptos

Arelis Reynoso
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Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina

España, esta a la expectativa esperando el veredicto sobre el caso de corrupción entre la Infanta Cristina y su esposo Iñaki Urdangarin por el desvío de dinero que descaradamente usufructuaban en perjuicio del pueblo.

El fiscal ha pedido para Urdangarin 19 años de carcel y el pago de 3.5millones de euros para enmendar su delito. Para la Infanta, el fiscal la exculpa por considerar que ella no estaba consciente de los manejos mágicos que su esposo realizaba entre el Instituto Noos y la empresa Aizoon. «La Infanta debe ser excluida del caso por la inexistencia de indicios racionales de criminalidad» luce una metáfora poética, pero son palabras del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, que pide al juez que investigue sobre el famoso caso Noos.
El sindicato Manos limpias, que denunció la acusación popular, mantiene su posición en que se debe castigar a la Infanta por considerar que como esposa tenía parte de culpabilidad en los casos de corrupción entre ambas instituciones.

La pareja, que aparentaba ser juiciosa y gozaba de respeto por parte de sus conciudadanos, constituyó una fundación sin fines de lucro denominada: Instituto Noos, presidido por el esposo de la Infanta, quien hizo malabares para multiplicar las bondades del instituto que fue objeto de investigación por sospechas de desvío de fondos públicos , fraude fiscal y blanqueo.Los movimientos financieros se produjeron entre los años 2004 al 2007, donde alegadamente se desviaron mas de 6 millones de euros, dinero proveniente de fondos públicos.

Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina
la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin viven un momento dificil ante la Justicia Española

Como dice un pasaje de la Biblia:»No hay nada oculto que no llegue a descubrirse» le llego su hora a la pareja real. Una empresa propiedad de los esposos que crearon en el año 2003 y de nombre: Aizoon, se convirtió en la ebullición que hizo explotar lo que jamás pensaron se iba a descubrir. Resulta, que gastos personales, viajes, viáticos, entre otras bondades del glamour que ostentaba la pareja, se escenificaba a los ojos de los españoles hasta que alguien decidió poner en sobre aviso a las autoridades para que «abrieran una investigación»al asesor financiero de la Infanta. ¿Quién iba a imaginar que el esposo tendría escrúpulos para involucrar a su esposa poniendo en riesgo a sus hijos y el futuro del matrimonio? ¿Acaso, pensaban que la realeza iba a ser un escudo para evitar ser descubiertos? . Crear una empresa «pantalla» y encima utilizar el dinero para gastos personales y familiares donde los socios se beneficiaban cien por ciento de esos movimientos financieros, llegan al limite del abuso y la burla pública.

Actos considerados exclusivamente para gente de bajo nivel social o personas de dudosa reputación, derrumban esa teoría y pone a la luz un caso que habrá de pasar a la historia de la alicaída «realeza» española. No hay que dar vueltas ni ser un docto en leyes para determinar que la corrupción se metió en el nivel más honorable, donde no todo el mundo tiene acceso.

Ser criminal y andar con guardaespaldas no quita el castigo que deben pagar por esa bochornosa falta.

Es oportuno aprovechar una campaña internacional que busca concientizar a los pueblos sobre ese descomunal desborde de riquezas exageradas que exhiben ciudadanos a quien les resulta imposible justificar la procedencia de sus bienes y por mas respuestas «cantinflescas» que se quiera fabricar; llegará el tiempo en que no se pueda ocultar mas. La corrupción es una especie de cáncer social, que cunde de ambición a las personas que una vez tienen acceso a manejar dinero ya sea de fondos públicos o privados, no miden sus escrúpulos y hacen uso de ese dinero ajeno para crear imperios que constituyen a base de fraudes a beneficios personales y familiares. Buscar testaferros, presta nombres o sencillamente sacar cuentas en otros países y mover sus «fortunas» es el modus operandi de los honorables corruptos.

Toca a las autoridades asumir sin distinción de personas el peso de la justicia y hacer cumplir la ley. La corrupción tiene que ser frenada y sepultar la impunidad.

Ahora que se acerca el fin de año y las resoluciones rondan en las agendas, que los gobiernos y el pueblo se animen a romper el hielo y priorizar acciones para construir una mejor sociedad donde cada ciudadano tenga la responsabilidad de cuidar su hábitat y hacer lo posible por vivir con dignidad, en paz y progreso.

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