Civismo presente en RD

Arelis Reynoso
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Una multitudinaria marcha se efectuó en República Dominicana el domingo 22 de enero por una población que clama a gritos el fin de la impunidad y corrupción imperante en el país caribeño.

Los dominicanos, que se caracterizan por ser un pueblo aguerrido y respetuosos de las leyes y la constitución, estaban en una especie de «limbo» ante la cadena de una estructura corrupta que prevalece hace décadas vigente.

Nadie con una hoja de vida impecable, título universitario, referencias personales de válida y probada reputación logra un empleo en la isla caribeña.

Como en los nuevos tiempos que tanto cacarean los políticos de turno, esa apertura a lograr mejorar condiciones de vida, garantizar adquirir una vivienda y aplicar para un crédito para adquirir un automóvil son privilegios exclusivos de un sector mega privilegiado de la  población.

La complicidad de un sector de la prensa que está «silenciada» porque han sido bien remuneradas para que las verdades queden ocultas y se desvíen los problemas nacionales, es otro factor que hizo despertar la conciencia ciudadana.

Ni hablar de las autoridades llamadas a hacer funcionar una secretaria o dirección general de una institución del gobierno, los jefes son una especie de «fichas de ajedrez» porque literalmente paralelo a una nómina de empleados debe sacar una tajada a «activistas de los que trabajaron en campaña» por aquello que hay que mantener tranquilos a una posible masa que podría sublevarse por no tener una entrada mensual de dinero.

Un gobierno que se basa en ignorar las necesidades básicas de la nación y que sus funcionarios en contadas ocasiones rindan cuenta de sus patrimonios personales al asumir un cargo y una vez que salen del mismo, se convierten en una variable constante que es vista hasta con normalidad por los ciudadanos.

Fiscalizar los sueldos, retribuir los impuestos de los contribuyentes desembolsando a final de año un beneficio a empresarios, está ausente en el país caribeño.

Los impuestos que pagan los contribuyentes van a un «saco» destinado al grupo de poder que gobierna.

Los fondos de pensiones, dinero que se debita de sueldos mensuales de los empleados, son utilizados para «campañas políticas», tapar huecos en instituciones estatales, entre otros asuntos. Al final, un empleado que trabaja y es jubilado es pensionado con un pírrico sueldo que apenas alcanza para suplir necesidades básicas a medias.

Ni hablar de los poderes del Estado, el ejecutivo compuesto por el mandatario de la nación y su gabinete presidencial, es una especie de «patrimonio de turno». Un funcionario en una reunión que convoque el mandatario, se puede dar el lujo de llegar tarde y no pasa nada.
De igual manera las oficinas públicas, están repletas de empleados que tienen como misión evitar que un ciudadano común se reúna con el encargado de la institución.
Excusas como:»Esta en una reunión» «Salió al interior del país» «Hable con su asistente» son comunes en cualquier oficina u ante despacho.

El poder legislativo, que es bicameral, cámara de Senadores y Cámara de Diputados es como una «Piñata» repleta de legisladores que en los últimos años son «Honorables intocables». Tienen elevados sueldos que superan los que gana en un país desarrollado, un legislador. Sumado a los sueldos que se aumentan con los famosos viáticos, gastos de representaciones, pagos de choferes, asistentes, secretarias, militares asignados para «custodias» son la variable de esos hombres y mujeres que sacrifican sus tiempos para ir a estudiar proyectos y levantar la mano a los que ameritan pasar de manera expresa para aprobación.

Inclusive algunos se quejan que esos sueldos no les alcanza para el estatus de vida que deben mantener.

En su mayoría, los legisladores no regresan a sus pueblos porque vivir en la capital les resulta súper cómodo para no estar escuchando quejas de los que una vez les dieron su voto para que lleguen al poder.

Casos, que van desde embarazar menores de edad, damas que deben quitarle vida a los años en costosas lipoesculturas o arreglos faciales, son normales en las facturas que tienen que sacar de sus sueldos.

Lo más vergonzoso es que algunos escudados en las leyes que los amparan con inmunidad tienen casos judiciales pendientes que se duermen en tribunales y todo se queda en reenvíos por aquello de los privilegios que poseen. Un caso reciente, fue el envío de armas de fuego a un negocio propiedad de un diputado donde un sobrino le envió procedente de Estados Unidos, por una agencia de Envios literalmente un «arsenal de armas» y dicho asunto se ha quedado en el aire.

El poder judicial, que debe tener independencia y hacer cumplir leyes, es manipulado de manera recurrente por el grupo político de poder en turno.

La justicia en la República Dominicana es una especie de utopía donde jueces y fiscales tienen en la boca la palabra «caso complejo» «reenvío» y otras frases que alargan los procesos mientras llega una transacción para «una sentencia» justa.

Llegar a un tribunal es una especie de enema, que incomoda pero que hay que aguantarla, sobre todo si es un ciudadano de escasos recursos económicos. Los abogados de oficios, llevan casos que en su mayoría son referidos a bufetes privados para «resolverlos».

Ni que hablar sobre la facilidad con que las licitaciones públicas se «barajan» hasta que aparezca la que le conviene al país,para hacer una obra gubernamental.

En los últimos años ha habido suicidios, porque ingenieros que tienen deudas altísimas no pueden honrar sus compromisos y han sido forzados a «ultimar» sus problemas, pagando con sus vidas.

Los contratistas y suplidores del gobierno, tienen una especie de «resorte» que se maneja con la dinámica de pagar una cuota a quien facilitó que se hiciera el negocio.


La marcha

La manifestación que se dio por una sociedad que se cansó de tanta corrupción, por casos que han traspasado niveles internacionales como los sobornos de Odebrecht, situaciones como las que expuse en este artículo, donde el tren gubernamental del actual gobierno va en curso a un segundo mandato, así como la inseguridad ciudadana que cunde todo el país, hicieron despertar la conciencia de un pueblo que grita cambio en todos los niveles.

Como dominicana residente en el exterior, me solidarizo a distancia de ver una primera acción de movilizarse con civismo, orden y espontaneidad del pueblo que tiene que levantarse ahora porque de seguir pasivo tendremos un estado abortado por una posible guerra civil;que detonaría en tragedias que aún el pueblo dominicano unido está a tiempo de evitar.

Una vez más queda probado que la unión hace la fuerza y que un pueblo es soberano de elegir sus gobernantes y autoridades. Enhorabuena!

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