El Arte del Buen Decir

Arelis Reynoso
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Hablar, comunicar y desenvolverse en cualquier círculo es el denominador común de un comunicador. El periodista tiene a flor de piel el olfato que le hace buscar y encontrar la verdad para divulgar una información.

El siglo XXI ha traído buenas plataformas para que la información fluya de manera más rápida y es casi historia esperar una semana para en una entrega especial divulgar una exclusiva. Con las facilidades del internet que llega en cuestión de segundos a cualquier parte del planeta, los cables de agencias han tenido que ejecutar directrices que les permita a los rotativos sobrevivir en medio de tanta competitividad.

Los protagonistas de las noticias no son solamente atletas profesionales, políticos, ambientalistas, por mencionar algunas ramas. Hoy, tener una red social y divulgar lo que desean dar a conocer está siendo una costumbre y el redactor de un diario ya no tiene que andar detrás de esas informaciones.

Uno que otro erudito de la comunicación se lanza a buscar reacciones a un comentario o comunicado que se divulgue. Como es natural los atletas no dominan el lead de una noticia y hay que construir con sus propias palabras el cuerpo de una información.

Grabar episodios cotidianos y publicar en tiempo real lo acontecido, no pasa por ningún filtro, de hecho equipos profesionales en Estados Unidos, se reservan el permitir que periodistas acreditados para cubrir un evento, utilicen celulares y a la par de un audio puedan sacar imágenes. Las medidas aunque desacatadas por profesionales mediocres que no invierten para comprarse un grabador, hacen sus propias “leyes” sin tomar en cuenta que podrían perder el privilegio de entrar a cubrir ciertos eventos.

 

Fuera de Tono

Se está convirtiendo en un hábito en medios de comunicación el discutir utilizando palabras soeces, irrespetar principios éticos de todo profesional que haya entrado a unas aulas a formarse.

 

Decir cualquier expresión como si estuvieran conversando en el patio con par de amigos, es el panorama que se escucha mayormente en radio, sin que haya consecuencias por tales exabruptos.

Se supone que las ondas hertzianas tienen sus códigos que van desde el uso del lenguaje correctamente, sin lesionar un contexto para sobresalir sobre sus contertulios.

Vociferar y dar golpes en las mesas como si en vez de un intercambio  de ideas que chocan y difieren en criterios, haya que deformarlas con discusiones fuera de tono.

Dichas señales contrastan con los estudios que se supone han cursado para poder tener una licencia que los acredite como locutores. Triste ver que una profesión tan interesante y necesaria se esté cualquierizando y se destaque más las francachela y las improvisaciones que divulgar un contenido serio y que respete a quien los escucha.

Cuota Responsable

El buen decir ha pasado a un segundo plano y los verdaderos locutores, gente que sabe moderar, manejar una situación difícil y conducir una entrevista educadamente están quedando desempleados.

Decir la verdad sin envolver con palabrerías un hecho, no debe ser tan incómodo. Quien tiene la preparación de producir un espacio y a su vez tiene un equipo compuesto para hacer por ejemplo un show de radio, sabe que debe haber un control master, coordinador, cuidar que el contenido del programa tenga sustancia, no sentarse y abrir micrófonos para que sea un oyente que exponga un tema. Los programas interactivos se han convertido en la manera más fácil de estafar un auspiciador. Los anuncios son el soporte de realizar un espacio, cada segundo cuenta y si se trata de hacer en vivo la mención todavía más responsable debe ser quien ejecuta la parte publicitaria que es la mitad del contenido de un espacio.

Sin embargo, poner un “bufón” que hable inapropiado y se burle por ejemplo de un entrevistado, es lo que está liderando ciertos programas desechables. El buen decir ha pasado a un segundo plano y los verdaderos locutores, gente que sabe manejar una situación y conducir una entrevista están desempleados. Se está pasando de lo sublime a la ridiculez, urge el sosiego llegue a los que lideran un conglomerado que busca entretener y ganar un espacio en el gusto popular.

La responsabilidad de comunicar, es parte de lo que es una sociedad. No todo puede ser un relajo, escuchar gente sin una voz modulada, tolerar insultos y encima enterarse más tarde que el mensajero o lava carros es de la noche a la mañana un personaje cómico que hace entretenido un espacio radial.

De todo lo que ocurre a puerta cerrada, no hay que preocuparse. Las palabras tienen un efecto contundente que difícilmente alguien pueda manipular una vez están en transmisiones en vivo.

Amigo lector, exija calidad en su comunidad, no se quede callado y exponga una queja con los directores de medios. El buen decir siempre es bien recibido, no hay que dejarse imponer basura en los oídos cuando hay tanta gente capacitada para decir en público con las palabras adecuadas lo que se quiere contar.
Hasta la próxima entrega, dilectos lectores!

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