Mesero tengo un insecto en mi plato

Jose Luis Perez

Se llama entomofagia. Y es toda una delicia gourmet para algunos pero una locura gastronómica que no se atreverían a degustar otros. Se trata de comer  insectos, arácnidos o artrópodos en general, como alimento en vez, de pescado, res u otro animal.

En África, Asia, y algunas partes de América del Sur y Australia tienen un gusto especial  por este tipo de comida. siendo el plato predilecto de casi 2 mil millones de personas según una investigación hecha por la Organización  de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto con la Universidad de Wageningen.

El estudio indica que a nivel mundial, los insectos más consumidos son los escarabajos, las orugas, las abejas, las avispas, las hormigas, los saltamontes, las langostas y los grillos aunque existen más de 1,900 especies de insectos que están a la disposición de los comensales que quieran darse un gusto distinto.

Garzón tengo un insecto en mi plato

Si visitas alguno de estos países puede ocurrirte que al llegar el mesero con el plato que solicitaste, no tengas que decirle «en mi plato hay un insecto», porque ese es el menú del día.

En Mexico, en las poblaciones de Oaxaca, Guerrero, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Veracruz y Querétaro suelen consumir alrededor de 67 especies de orugar de las siguientes familias: Arctiidae, Bombycidae, Castniidae, Cossidae, Geometridae, Hepialidae, Hesperiidae, Lasiocampidae, Noctuidae, Nymphalidae, Papilionidae, Pieridae, Pyralidae, Saturniidae, Sesiidae y Sphingidae. Pero el principal plato pertenece a los géneros: Phassus, Phoebis, Hylesia y Spodoptera.

Igualmente, el alacrán, el ahuautles, los chapulines, el chauis, el gusano de maguey (Aegiale hesperiaris) son una delicia al paladar mexicano. Mientras que en China, no tienen limite para la imaginación culinaria así que las libélulas escarlata (Crocothemis servilia); los saltamontes del arroz (Oxya chinensis);las cigarras oso (Cryptotympana atrata) los stromatium longicorne, una variedad de longicornio se agregan a la lista.

En Japón por su parte, existe una tradición entomofágica medicinal además de culinaria. El zaza-mushi, el «hachi-no-ko» (larvas de avispa) son las más vendidas en los restaurantes. En Indonesia suelen encontrarse muchos platos, cuyo ingrediennte principal es la libélula.

En África es muy frecuente ver el consumo orugas. de la Gonimbrasia belina,especie de mariposa muy habitual en Sudáfrica, que posee una oruga muy grande comestible;  el mopani o gusano mopane cuya fuente de proteínnas es muy importante para millones de sudafricanos quuienes incluso preparan estofado en salsa de tomate e incluso crudo. Otro aperittivo es la langosta de desierto (Schistocerca gregaria), las hembras especialmeente ya que portan huevos y su contenido graso es mayor.

El consumo de la hormiga culona que es la reina de las hormigas de la especie Atta laevigata es muy tradicional en la cocina colombiana, y en la cultura indígena venezolana. Donde inncluso preparan un picante muy exquisito.  Otra larva muy apetecible en las selvas amazónicas son los gorgojos cigarrones, conocida como chontacuro o suri, consumida desde hace siglos por las poblaciones nativas.

Carnivoro, vegano o entomófago

Al parecer consumir insectos aporta a nuestro cuerpo las vitaminas necesarias para ayudar al crecimiento y prevenir algunas enfermedades. Tanto así que se ha determinado que algunas especies contienen mayor cantidad de vitamina A que la leche o el hígado juntos y una mayor cantidad de proteína que la obtenida de los frijoles o lentejas, aunque en menor proporción a la que puede aportar un pescado.

También se señala que un saltamontes tiene 20% de proteínas frente a un filete de ternera cuyo aporte es de 27%. Pero estas concentraciones variar si el insecto se ha preservado seco pudiendo llegar a 60%.

Otro buen ejemplo, snn algunas orugas que tienen entre 30% y 80% de contenido proteico. dependiendo de la especie, de su preparación y el hábitat donde se reprodujeron.

Esto no se queda en el aporte proteíco sino que tambien los pequeños bichos son una fuente de grasas buenas y contienen calcio, hierro y zinc. Claro está que para alcanzar los niveles de nutrientes que necesita nuestro cuerpo hay que connsumir una buena cantidad de ellos. Aunque esto no es problema por lo fácil que se reproducen.

Datos interesantes de la ingesta de insectos

Algunos insectos producen proteínas a un ritmo muy superior al de otros animales que proporcionan carne a los humanos.

Los insectos podrían ser la fuente de alimentación humana en  un futuro.

Existen alrededor de 1.462 especies de insectos comestibles registradas.

Los insectos y arácnidos a ingerir, dependen fundamentalmente de las estaciones del año y de su facilidad de recolección.

Algunos alimentos poseen residuos mínimos de insectos que vivieron en ellos, pero igual son vendidos por no considerarse peligrosos para la salud.

  • Maíz dulce enlatado, 
  • frutas cítricos y zumos de frutas 
  • Melocotones envasados
  • Chocolate y Licores de chocolate
  • Mantequilla de cacahuete:
  • Harina de trigo
  • Broccoli congelado
  • Lúpulo
  • Tomillo picado
  • Nuez moscada
  • Canela molida y algunos otros que por lo largo de la lista no terminaríamos en esta edición.

Existen empresas que se dedican al envasado de los insectos, algunas de ellas en Japón y que se comercializan a precios relativamente altos.

También  existen recetas de cocina entomofágicos e incluso granjas de cultivo de insectos dedicadas al consumo humano.

Granjas sustentables y ecológicas

Un punto a favor del consumo de insectos es que criarlos es fácil y menos complejo que críar ganado por ejemplo, ya que según la FAO, ésta representa el 14,5% de las emisiones globales.

Y es que la agricultura tradicional es la principal impulsora de la pérdida de biodiversidad mundial y de las emisiones de gases de efecto invernadero. Señalamientos indican que el cultivo de insectos apenas utiliza una fracción de la tierra, la energía y el agua que se requieren para la agricultura tradicional.

Si nos ponemos a comparar los grillos producen hasta 80% menos de metano que las vacas y de 8 a 12 veces menos amoníaco que los cerdos, según la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.

Explican los erúditos en el tema que «reemplazar la mitad de la carne que se consume en todo el mundo por gusanos de la harina y grillos tiene el potencial de reducir el uso de esas extensiones dedicadas a la agricultura en un tercio, dejando libres 1.680 millones de hectáreas. Lo que equivale a alrededor de 70 veces la superficie de Reino Unido».

Algunas ventajas:

La velocidad a la que se reproducen y crecen los insectos, que alcanzan la madurez en días, en lugar de los meses o años que le toma al ganado, y pueden producir miles de crías.

Son de 12 a 25 veces más eficientes en convertir la comida que consumen en proteínas frente a los animales de agricultura. «Los grillos necesitan seis veces menos alimento que el ganado vacuno, cuatro veces menos que las ovejas y dos veces menos que los cerdos», según la FAO.

Los insectos pueden alimentarse de productos que se convertirían en desechos contribuyendo al ciclo de la vida.

Algunos riesgos de comer insectos

Como en todas las historias, siempre hay un PERO, y es que comer insectos no está exentos de riesgos.

Los productos con base en insectos pueden presentar riesgos alérgenos potenciales para los consumidores, en particular para aquellos que son alérgicos a los crustáceos debido a la reactividad cruzada.

Los microbios patógenos de los insectos se consideran inofensivos para humanos, pero pueden transportar microorganismos perjudiciales para la salud, especialmente en condiciones higiénicas mal controladas. 

Los insectos pueden estar expuestos a  pesticidas y otros peligros químicos como metales tóxicos y dioxinas.

Si se utiliza estiércol de ganado y aves de corral para la cría de insectos, pueden estar expuestos a antimicrobianos y pesticidas.

Sin embargo, se espera que para 2027 el mercado de los insectos comestibles alcanzará los US$4.630 millones y empresas europeas realizan inversiones en el rubro tras la aprobación emitida por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

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