RISAS QUE DEJAN HUELLA

Tengo recuerdos de noches llenas de risas.  Las risas de mis padres, de sus amistades.  Reunidos alrededor del toca-discos de donde fluía la voz del humorista Guillermo Alvarez Guedes.  Cómo gozaban.  Carcajadas que salían desde la barriga y les provocaban lágrimas.  De los pocos recuerdos felices de mi niñez, esos momentos destacan porque todavia hoy en el 2013 y gracias a la maravilla del internet, busco los videos de los cuentos del talentosísimo locutor, actor, cantante, productor,y empresario Cubano.  Y me doy cuenta que he descuidado la porción Cubana de mi sangre.  Mi padre es de La Habana, Cuba.  Y aunque mi madre es Mexicana, se casó con mi padre a los 17 años y predominó el Caribe.

Alvarez Guedes es, en mi humilde opinion, el MEJOR para contar chistes.  Unos de sus cuentos/monólogos más memorables sin duda, es el Diario de Un Cubano en Pensilvania.  Con su relato de los siervos y la mier** blanca (la nieve).  Pero a parte de risas, a mí me provoca nostalgia.  Primero porque me recuerda a los momentos felices del matrimonio de mis padres, quienes se divorciaron cuando yo tenia 16 años.  Guedes se quedó con la frustración de un sueño incumplido.. Salió de Cuba en 1960 para nunca volver.  Formó parte del exilio Cubano en la zona de Miami, luego de haber pasado por Puerto Rico y Nueva York donde ayudó a formar y a promocionar el Gran Combo junto a su hermano.  Y ahora, porque se ha callado la voz de Guedes para siempre.  El humorista falleció el 30 de Julio a los 86 años de edad rodeado de su familia en el estado de la Florida.  Esas son risas que dejan huella. Que descanse en paz Guillermo Alvarez Guedes.  Fallece en lo físico, pero nace en la inmortalidad.

Clásico.  Cómico.  Cubano.

 

Disfruten del monólogo de un Cubano en Pensilvania.

Brenda Bueno
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