El Sumo: Un deporte de pesos pesados

Jose Luis Perez

Te atreverías a enfrentar a una mole de casi 267 kilos de peso. En lo particular ni lo intentaía a menos que fuera otro titan de las luchas de sumo, con el suficiente peso, para ver quién logra sacar al otro del ring y obtener el título de yokozumo.

Su voluminosa apariencia es parte de toda una cultura, que hace del sumo todo un arte para los japoneses y lo convierte en su deporte nacional. Él implica toda una estrategia de combate que consiste en lanzar a su rival al suelo o fuera del àrea determinada como de espacio de lucha.

Los Rikishi (nombre dado a los practicantes de sumo) se dedican a este arte desde muy temprana edad. Por lo general, ellos entran a las cuadras de sumo o «heya»a los quince años de edad aproximadamente.  Allí, con la ayuda de una dieta diseñada específicamente para ganar y mantener peso, que se refleja en un sustancioso guiso, alto en proteínas llamado «chankonabe», su cuerpo se va convirtiendo progresivamente en el de un luchador de sumo  con un gran tamaño y masa corporal, dos factores decisivos en el sumo. 

Esta alimentación no es muy diferentes a la de otros atletas de alta competencia, e incluso son muy parecidas al resto de los deportes; es decir, un balance entre carne, pescado, arroz y fideos, y tantas verduras como sean posibles.

Sin embargo, su apariencia excesiva los coloca en un peligroso lindero, ya que de disminuye su esperanza de vida, de 75 años, a casi un rango entre 60 y 65 años de edad, en comparación con el resto de la pobalción, dado que muchos combatientes desarrollan diabetes o presión arterial alta. Y por supuesto están propensos a sufrir infartos.

Los encuentros por supuesto, suelen durar pocos segundos ya que el choque de estas moles suele ser tan fuerte que hacen perder el equilibro a uno u otro rival, tumbandolo o arrojándolo fuera del círculo.  Aquellos que soportan el impacto inician un lucha de agarres destinados a desbalancear al contrincante.

Cada encuentro es precedido por un ritual ceremonial preparativo elaborado, que dura varios minutos. En el cual se miran fijamente a los ojos, extienden los brazos, se ponen en cuclillas, suben los pies tan alto como pueden para aplastar el suelo con los pies alejando a los malos espiritus y finalmente tiran varias veces al aire puñados de sal para purificar el círculo o dohyo como se denominan los rings o cuadriláteros de sumo.

Estos dohyō están hechos de arcilla con arena esparcida sobre su superficie. Mide entre 34 y 60 cm de altura. El círculo que delimita el espacio, es de aproximadamente 4,55 mt de diámetro y está delimitado por una gran soga de arroz llamada tawara, que es enterrada en la arcilla. En el centro se encuentran dibujadas dos líneas, las shikiri-sen, donde los rikishi deben posicionarse antes de comenzar el enfrentamiento.

A pesar de la gran cantidad de rituales sintoístas previos y posteriores a los combates, las reglas en sí son pocas y no son complejas e implican la eiminación automática del luchador, entre ellas están;

  • Cuando el luchador toque el suelo con alguna parte de su cuerpo a excepción de la planta de sus pies ;
  • Al hacer contacto con el exterior del círculo de lucha con sus pies o cualquier otra parte de su cuerpo;
  • Al utilizar una técnica ilegal o kinjite, como golpear en los ojos, estrangulaciones, tirar del pelo, puñetazos, luxaciones articulares u otras;
  • o si el luchador pierde el mawashi o vestimenta utilizada durante el combate de sumo, queda eliminado 

Este deporte está prohibido para las mujeres a nivel profesional debido a que por tradición ellas no pueden tocar el recinto de práctica o dohyō, pues su presencia es considerada «impura» y contamina el espacio. Sin embargo, ellas pueden practicar el sumo en los torneos amateur organizados por la Federación Internacional de Sumo, en los que también participan hombres.  Estos torneos amateur no son reconocidos como oficiales por la Asociación de Sumo del Japón, quien se encarga del sumo profesional desde la década de 1920, luego de la fusión de las asociaciones de Tokio y Osaka. 

Sukume El padre del Sumo

El sumo empezó siendo el arte marcial del sumai y comprendía numerosas técnicas de lanzamiento, luxaciones, estrangulaciones y métodos de golpeo para ser usado en la defensa y el ataque por los guerreros samurái cuando fuese necesario. Con los años pasó a ser usado en duelos y luego se reformó para convertirse en el deporte actual, que enfatiza los lanzamientos y el uso del área de competencia.

En el Nihon Shoki o Crónicas del Japón, documento escrito en el año 720 se relata que el primer combate se realizó en el año 23 a. C., bajo el reino del emperador Suinin.  Los combates eran parte integral del sintoísmo. Estos honran a los kami, las deidades presentes en la naturaleza, con el fin de obtener su buena voluntad y por lo tanto tener una buena cosecha..

La lucha se realizó por pedido del artesano Nomi no Sukune para combatir contra Taima no Kehaya. La lucha duró un tiempo prolongado, hasta que los golpes mortales de Sukune hirieron mortalmente a su adversario Kehaya. Sukune se conviertió así en el gran vencedor y pasaría a ser el «padre del sumo».

Otras reseñas indican que en el año 642, bajo el reino de la Emperatriz Kōgyoku, ella alagó a sus invitados  realizando una exhibición de combates de sumo.  Así mismo, en el siglo VIII el emperador Shomu mandó a reclutar luchadores llamados sumaibito o sumotoris en todo el Japón para que lucharán en los jardines del Palacio Imperial durante las fiestas del Sechie. Evento que era organizado el séptimo día del séptimo mes lunar, en agosto según nuestro calendario actual. Así el antiguo combate se convierte en una lucha con costumbres o ritos que lo alejan progresivamente de sus orígenes agrarios.

Posteriormente con la llegada al poder del Emperador Kanmu el combate se hizo anual hasta el siglo XII. Hubo, sin embargo, un cambio significativo bajo el reino del Emperador Saga, en el siglo XII, que le dio al sumo un nivel cercano al de un arte marcial, por lo que era practicado por la clase guerrera o samurái, o rōnin junto con las artes marciales del jujutsu (lucha), el kenjutsu (esgrima con sable), y muchas otras con armas. 

En el caso, de la arena de lucha está se reglamento a partir del siglo XVI, cuando el principal dirigente militar, Oda Nobunaga organizó un torneo.

Los torneos profesionales comenzaron en el templo del dios de la guerra Hachiman en 1864. Y se han llevado a cabo en el Ryōgoku Kokugikan desde 1909, sin embargo el Kuramae Kokugikan fue usado para realizar los torneos desde la posguerra (1945) hasta 1984.

En esta época los luchadores vestían taparrabos, en lugar del rígido mawashi usado actualmente. Durante el periodo Edo, se desarrollaron la mayoría de las reglas, sanciones y aspectos del sumo como se conoce actualmente, donde prevalecen las técnicas de los lanzamientos, y los derribos.

Los países cercanos al Japón comparten muchas tradiciones culturales, y también poseen estilos de lucha cuerpo a cuerpo, o con cinturón o vestimenta tradicional que son semejantes al sumo. Los ejemplos más notables incluyen la lucha mongola, la lucha china o shuai jiao (摔角), y la lucha sireum de Corea.

Una vida de disciplina

Las sesiones de entrenamiento comienzan a las 5 de la mañana. Los estiramientos son esenciales y se hacen en grupo, a un ritmo extremadamente preciso y sistemático. Hay 82 técnicas de inmobilización que los luchadores practican incesantemente. 

Dentro del equipo hay una clara y estricta jerarquía: los más jóvenes sirven y ayudan a los mayores. Ellos son los que preparan el chankonabe, cocinan el arroz y se hacen cargo de todas las tareas domésticas. Existen seis grados dentro de la jerarquía. Los pocos que realmente llegan al más alto, el de Yokozuna, ganan un status casi divino. Los Yokozuna mantienen su título de por vida vida y sus nombres se vuelven historia.»

Los combatientes de las divisiones sekitori, tienen los mejores privilegios, dignos de sus puestos.  Los sekitori, además de la mejor ropa, también reciben su propia habitación en el establo. O si lo prefiere, puede vivir en sus propios apartamentos, como los combatientes casados. Los peleadores jóvenes deben levantarse temprano, alrededor de las 5 am, para entrenar, mientras que el sekitori puede comenzar alrededor de las 7 am. Otro ejemplo claro se ve en la formación. Porque cuando los sekitori están entrenando, los luchadores junior suelen hacer tareas. O para ejemplificar, ayudar a cocinar el almuerzo, limpiar y preparar el baño, sujetar la toalla del sekitori o limpiarle el sudor.

Y esta jerarquía de clasificación se mantiene incluso para el orden del baño después del entrenamiento y en el almuerzo. Eso es lo que significa ser recompensado por su habilidad, por lo que anima a sus jóvenes a trabajar duro de una manera escandalosa.

Como cada año el número de candidatos japoneses disminuye, las autoridades han intentado imponer cuotas que limiten el acceso de los extranjeros. Pero muchas de estas medidas son en vano ya que la mayoría de los que compiten por el título de yokozuna siguen siendo inmigrantes con mucho talento.

Las seis divisiones del jugo son de mayor a menor:

Makuuchi
jūryō
makushita
sandanme
Jonidan
jonokuchi

Salarios de un sumo

Yokozuna: alrededor de US $ 30,500
Ōzeki: alrededor de US $ 25,000
San’yaku: alrededor de US $ 18,000
Maegashira: alrededor de US $ 14,000

Además del salario básico, los luchadores sekitori también reciben una bonificación, llamada mochikyūkin. Este ingreso se recibe seis veces al año, es decir, una vez en cada torneo en función del rendimiento acumulado en tu carrera hasta el momento. Esta bonificación aumenta, pero para eso el luchador necesita anotar un kachikoshi, es decir, más victorias que derrotas.

También se otorgan aumentos especiales en este bono por ganar el campeonato de primera división. Y obtienes un aumento extra grande por una victoria «perfecta» en la liga sin pérdidas. Además de una bonificación, por conseguir una estrella dorada o kinboshi, es decir, un turno de yokozuna en una maegashira.

El premio en metálico se entrega al ganador de cada campeonato divisional. Esto aumenta de 100.000 yen por una victoria jonokuchi, hasta 10,000,000 de yenes por ganar la primera división.

Los luchadores de primera división que se desempeñen excepcionalmente también pueden recibir uno o más de tres premios especiales, por valor de 2,000,000 de yenes cada uno.

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